Este post es un pequeño homenaje al jugador del Rayo Carbayín cadete que falleció el domingo pasado.
El arbitraje tiene momentos buenos y malos, y desde luego hoy por la mañana no fue uno de los mejores, ver a un club de fútbol al completo abatido por la muerte repentina de uno de sus jóvenes jugadores, de una enfermedad fulminante.
El chaval tenía 14 años. Seguro que lo arbitré varias veces, pero no me doy cuenta de él. No sé si me caía bien o mal, ni siquiera cómo se llamaba, pero seguro que no se merecía lo que le pasó, y menos si cabe con la edad que tenía. De un simple dolor de garganta el viernes por la tarde, a fallecer en el hospital el domingo por la noche.
Descanse en paz.
20 de mayo de 2006
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