Prueba superada. Lo conseguí. Por fin saldé esa cuenta pendiente que tenía conmigo mismo desde hace muuucho tiempo. Aunque no galopé durante mucho tiempo, lo importante es que galopé.
Tengo bastantes agujetas otra vez de montar, y es que el sábado también trabajamos mucho, quizá fue el día que más trabajé en el picadero de todos. Como eramos pocos (uno en la hora anterior y dos en la nuestra) nos juntaron a los tres en el mismo grupo. El chaval de la hora anterior es un crío de unos 12 años que está empezando a saltar, así que se puso en cabeza a dirigir. La otra chavala llegó un poco más tarde, así que empezamos nosotros dos, yo montando a Rayo porque nos equivocamos al traerlo. Empezamos directamente trotando a la inglesa para calentar un poco. Rayo es un caballo difícil de montar, me sorprendió bastante que parecía que tenía menos equilibrio en él que en Kukul o Klint. Después de un poco de calentamiento, empezamos a trotar alzados en los estribos, algo que parece más fácil de lo que es, sobre todo si llevas a Rayo..
Al cuarto de hora de empezar, más o menos, llegó la chavala. Cambiamos los caballos y me subí en Ansel, o San Ansel como dijo Sonia. Hicimos un poco de paso para que calentase la otra chavala, y un poco de trote con ella. Después ella se fue al centro y Sonia me explicó como tenía que sacar al caballo al galope. Evidentemente, como llevaba delante al otro chaval esto no hubiese hecho falta, pero me está bien saberlo. "Desde un trote corto y sentado, aprietas con fuerza los talones para que el caballo salga al galope. Si el caballo alarga el trote, lo frenas y vuelves a pedirle galope desde el trote corto. Una vez que el caballo arranca a galopar, hay que intentar mantenerse sentado en la silla botándo lo menos posible." Ansel se disparaba en cuanto veía salir a Klint al galope, así que no me hizo falta aplicar lo primero pero sigue estando bien.
Galopamos un poco a mano derecha. Yo por inercia me echaba hacia delante y parecía que perdía un poco el equilibrio. Pero una vez que te colocas en la silla se va bien. Después trotamos un poco para que se incorporase otra vez la otra compañera, cambiamos de mano y galopamos otra vez a mano izquierda un poco. Ansel parecía deseoso de correr un poco y en seguida alcanzábamos a Klint, que estaba un poco más vago.
Después de la experiencia, el chaval nos abandonó para hacer unos saltos, y nosotros seguimos trabajando otro poco el trote ingles, español, sobre los estribos, un poco de paso... Un poco de todo. Después, cuando él acabó su clase (tiene 45 minutos en vez de una hora) Sonia volvió con nosotros, y me explicó un truco del trote inglés. Cuando se trota siempre a una mano como en el picadero (en círculos), tratamos de acompasar el trote con el caballo para descargarle lo más posible la pata interior, que es la que más trabaja. Para eso, cuando el caballo lleva la pata interior apoyada el jinete debe estar levantado, y sentarse cuando apoya la pata exterior. Para sincronizarnos, como no vemos las patas en sí, debemos fijarnos en el principio de la pata, y fijarnos que cuando está hacia delante la pata del caballo está en el aire. Sabiendo esto, nos sincronizamos con el caballo y resulta hasta más cómodo el trote para el jinete, y seguro que para el caballo también.
Cuando acabamos la clase, Sonia, la monitora, estaba muriéndose de frío, y a mí me sobraba el jersey desde hacía un buen rato. Tenía una sudada como hacía tiempo que no cogía, pero estaba satisfecho.
Después de desensillar a Ansel, cuando guardé la silla, le pregunté a Sonia si sabía algo sobre caballoastur, pero no sabía nada, sólo le sonaba que estaban cerca de Noreña. Así que tendré que ponerme en contacto con ellos y ya veremos.
Ya me queda poco de curso, solamente una semana, y me da pena porque lo estoy aprovechando muy bien y estoy disfrutando como un enano en él. Pero ya se sabe, todo lo bueno se acaba. Así que la semana que viene igual es la última crónica. Aunque hay otro en mayo...
Tengo bastantes agujetas otra vez de montar, y es que el sábado también trabajamos mucho, quizá fue el día que más trabajé en el picadero de todos. Como eramos pocos (uno en la hora anterior y dos en la nuestra) nos juntaron a los tres en el mismo grupo. El chaval de la hora anterior es un crío de unos 12 años que está empezando a saltar, así que se puso en cabeza a dirigir. La otra chavala llegó un poco más tarde, así que empezamos nosotros dos, yo montando a Rayo porque nos equivocamos al traerlo. Empezamos directamente trotando a la inglesa para calentar un poco. Rayo es un caballo difícil de montar, me sorprendió bastante que parecía que tenía menos equilibrio en él que en Kukul o Klint. Después de un poco de calentamiento, empezamos a trotar alzados en los estribos, algo que parece más fácil de lo que es, sobre todo si llevas a Rayo..
Al cuarto de hora de empezar, más o menos, llegó la chavala. Cambiamos los caballos y me subí en Ansel, o San Ansel como dijo Sonia. Hicimos un poco de paso para que calentase la otra chavala, y un poco de trote con ella. Después ella se fue al centro y Sonia me explicó como tenía que sacar al caballo al galope. Evidentemente, como llevaba delante al otro chaval esto no hubiese hecho falta, pero me está bien saberlo. "Desde un trote corto y sentado, aprietas con fuerza los talones para que el caballo salga al galope. Si el caballo alarga el trote, lo frenas y vuelves a pedirle galope desde el trote corto. Una vez que el caballo arranca a galopar, hay que intentar mantenerse sentado en la silla botándo lo menos posible." Ansel se disparaba en cuanto veía salir a Klint al galope, así que no me hizo falta aplicar lo primero pero sigue estando bien.
Galopamos un poco a mano derecha. Yo por inercia me echaba hacia delante y parecía que perdía un poco el equilibrio. Pero una vez que te colocas en la silla se va bien. Después trotamos un poco para que se incorporase otra vez la otra compañera, cambiamos de mano y galopamos otra vez a mano izquierda un poco. Ansel parecía deseoso de correr un poco y en seguida alcanzábamos a Klint, que estaba un poco más vago.
Después de la experiencia, el chaval nos abandonó para hacer unos saltos, y nosotros seguimos trabajando otro poco el trote ingles, español, sobre los estribos, un poco de paso... Un poco de todo. Después, cuando él acabó su clase (tiene 45 minutos en vez de una hora) Sonia volvió con nosotros, y me explicó un truco del trote inglés. Cuando se trota siempre a una mano como en el picadero (en círculos), tratamos de acompasar el trote con el caballo para descargarle lo más posible la pata interior, que es la que más trabaja. Para eso, cuando el caballo lleva la pata interior apoyada el jinete debe estar levantado, y sentarse cuando apoya la pata exterior. Para sincronizarnos, como no vemos las patas en sí, debemos fijarnos en el principio de la pata, y fijarnos que cuando está hacia delante la pata del caballo está en el aire. Sabiendo esto, nos sincronizamos con el caballo y resulta hasta más cómodo el trote para el jinete, y seguro que para el caballo también.
Cuando acabamos la clase, Sonia, la monitora, estaba muriéndose de frío, y a mí me sobraba el jersey desde hacía un buen rato. Tenía una sudada como hacía tiempo que no cogía, pero estaba satisfecho.
Después de desensillar a Ansel, cuando guardé la silla, le pregunté a Sonia si sabía algo sobre caballoastur, pero no sabía nada, sólo le sonaba que estaban cerca de Noreña. Así que tendré que ponerme en contacto con ellos y ya veremos.
Ya me queda poco de curso, solamente una semana, y me da pena porque lo estoy aprovechando muy bien y estoy disfrutando como un enano en él. Pero ya se sabe, todo lo bueno se acaba. Así que la semana que viene igual es la última crónica. Aunque hay otro en mayo...
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