Pues sí. Al final la semana pasada me volví a inscribir en el curso de equitación, así que sigo otro mes más. Bueno, en principio sigo hasta el día 24 de marzo, pero puede que incluso se alargue un poco más. Esta semana escribo otra vez un poco tarde porque estuve algo liado toda la semana, ya creía que se me iban a solapar otra vez dos clases sin escribir pero al final no.
La clase del otro día creo que fue sin duda de las más provechosas. Por un lado me cambiaron el caballo provisionalmente y monté a un caballo casi negro llamado Klint. Como era el veterano de la clase, me pusieron en cabeza con Klint, y me enseñaron a coger la fusta y a utilizarla con suavidad para ayudarme, porque el caballo estaba un poco vago después del concurso que había hecho por la mañana.
Calentamos un poco al paso haciendo unos estiramientos y unos levantamientos sobre los estribos y llegó la hora de trotar. Klint estaba un poco vago al principio y le costó arrancar, pero en cuanto cogió ritmo se portó muy bien, y mantuve el trote durante trozos bastante largos, porque como iba el primero no era muy fácil alcanzar al de delante. Al principio fue un poco caótico porque los demás no se atrevían mucho a trotar, y se rompía la fila muchas veces, los caballos iban por donde querían, incluso se me llegó a meter uno delante atajando por el medio de la pista sin que la amazona supiese hacer nada por evitarlo. Luego, poco a poco, se fueron normalizando las cosas y empezamos a trotar en fila sin demasiado problema, como hacíamos en el otro curso.
Casi al final de la clase la monitora me dijo que trotase sin estribos a la española, y así lo hice hasta que tuve que calzarlos otra vez porque tenía los aductores sin sentido al ir tanto rato seguido apretándolos. Aunque ya aprieto menos todavía sigo yendo un poco tenso sin los estribos, aunque cada vez menos. Lo más curioso fue que esta semana no tuve muchas agujetas aunque trabajé los aductores bastante de todas formas.
El mayor progreso que vi, y por lo que digo que fue una de las clases más provechosas, fue que conseguí llevar el caballo al ritmo que yo quise, más o menos, o al menos al paso que yo quería. Eso ya comenté en la entrada anterior que era una de mis asignaturas pendientes, y creo que progresé bastante en esa clase, aunque lo tengo que comprobar con Kukulcan, que es el que me cogió la delantera.
Mañana volvemos. Será una clase completamente personalizada porque en principio vamos a ser sólo dos. Dijo Sonia, la monitora, que mañana tenía que galopar. A ver como va, porque el galope es algo que tengo ahí atravesado desde siempre (cuando me caí de Pastora estaba empezando a galopar) y aunque dicen que es un paso más fácil y más cómodo que el trote, tengo esa espinita clavada desde hace mucho tiempo. Pero la verdad que ya tengo ganas de quitármela después de unos 11 o 12 años.
La semana que viene contaré cómo fue el tema. Espero que antes del viernes de noche saque media hora para hacer la crónica, ya veremos.
La clase del otro día creo que fue sin duda de las más provechosas. Por un lado me cambiaron el caballo provisionalmente y monté a un caballo casi negro llamado Klint. Como era el veterano de la clase, me pusieron en cabeza con Klint, y me enseñaron a coger la fusta y a utilizarla con suavidad para ayudarme, porque el caballo estaba un poco vago después del concurso que había hecho por la mañana.
Calentamos un poco al paso haciendo unos estiramientos y unos levantamientos sobre los estribos y llegó la hora de trotar. Klint estaba un poco vago al principio y le costó arrancar, pero en cuanto cogió ritmo se portó muy bien, y mantuve el trote durante trozos bastante largos, porque como iba el primero no era muy fácil alcanzar al de delante. Al principio fue un poco caótico porque los demás no se atrevían mucho a trotar, y se rompía la fila muchas veces, los caballos iban por donde querían, incluso se me llegó a meter uno delante atajando por el medio de la pista sin que la amazona supiese hacer nada por evitarlo. Luego, poco a poco, se fueron normalizando las cosas y empezamos a trotar en fila sin demasiado problema, como hacíamos en el otro curso.
Casi al final de la clase la monitora me dijo que trotase sin estribos a la española, y así lo hice hasta que tuve que calzarlos otra vez porque tenía los aductores sin sentido al ir tanto rato seguido apretándolos. Aunque ya aprieto menos todavía sigo yendo un poco tenso sin los estribos, aunque cada vez menos. Lo más curioso fue que esta semana no tuve muchas agujetas aunque trabajé los aductores bastante de todas formas.
El mayor progreso que vi, y por lo que digo que fue una de las clases más provechosas, fue que conseguí llevar el caballo al ritmo que yo quise, más o menos, o al menos al paso que yo quería. Eso ya comenté en la entrada anterior que era una de mis asignaturas pendientes, y creo que progresé bastante en esa clase, aunque lo tengo que comprobar con Kukulcan, que es el que me cogió la delantera.
Mañana volvemos. Será una clase completamente personalizada porque en principio vamos a ser sólo dos. Dijo Sonia, la monitora, que mañana tenía que galopar. A ver como va, porque el galope es algo que tengo ahí atravesado desde siempre (cuando me caí de Pastora estaba empezando a galopar) y aunque dicen que es un paso más fácil y más cómodo que el trote, tengo esa espinita clavada desde hace mucho tiempo. Pero la verdad que ya tengo ganas de quitármela después de unos 11 o 12 años.
La semana que viene contaré cómo fue el tema. Espero que antes del viernes de noche saque media hora para hacer la crónica, ya veremos.
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