19 de marzo de 2007

Al galope

Prueba superada. Lo conseguí. Por fin saldé esa cuenta pendiente que tenía conmigo mismo desde hace muuucho tiempo. Aunque no galopé durante mucho tiempo, lo importante es que galopé.

Tengo bastantes agujetas otra vez de montar, y es que el sábado también trabajamos mucho, quizá fue el día que más trabajé en el picadero de todos. Como eramos pocos (uno en la hora anterior y dos en la nuestra) nos juntaron a los tres en el mismo grupo. El chaval de la hora anterior es un crío de unos 12 años que está empezando a saltar, así que se puso en cabeza a dirigir. La otra chavala llegó un poco más tarde, así que empezamos nosotros dos, yo montando a Rayo porque nos equivocamos al traerlo. Empezamos directamente trotando a la inglesa para calentar un poco. Rayo es un caballo difícil de montar, me sorprendió bastante que parecía que tenía menos equilibrio en él que en Kukul o Klint. Después de un poco de calentamiento, empezamos a trotar alzados en los estribos, algo que parece más fácil de lo que es, sobre todo si llevas a Rayo..

Al cuarto de hora de empezar, más o menos, llegó la chavala. Cambiamos los caballos y me subí en Ansel, o San Ansel como dijo Sonia. Hicimos un poco de paso para que calentase la otra chavala, y un poco de trote con ella. Después ella se fue al centro y Sonia me explicó como tenía que sacar al caballo al galope. Evidentemente, como llevaba delante al otro chaval esto no hubiese hecho falta, pero me está bien saberlo. "Desde un trote corto y sentado, aprietas con fuerza los talones para que el caballo salga al galope. Si el caballo alarga el trote, lo frenas y vuelves a pedirle galope desde el trote corto. Una vez que el caballo arranca a galopar, hay que intentar mantenerse sentado en la silla botándo lo menos posible." Ansel se disparaba en cuanto veía salir a Klint al galope, así que no me hizo falta aplicar lo primero pero sigue estando bien.

Galopamos un poco a mano derecha. Yo por inercia me echaba hacia delante y parecía que perdía un poco el equilibrio. Pero una vez que te colocas en la silla se va bien. Después trotamos un poco para que se incorporase otra vez la otra compañera, cambiamos de mano y galopamos otra vez a mano izquierda un poco. Ansel parecía deseoso de correr un poco y en seguida alcanzábamos a Klint, que estaba un poco más vago.

Después de la experiencia, el chaval nos abandonó para hacer unos saltos, y nosotros seguimos trabajando otro poco el trote ingles, español, sobre los estribos, un poco de paso... Un poco de todo. Después, cuando él acabó su clase (tiene 45 minutos en vez de una hora) Sonia volvió con nosotros, y me explicó un truco del trote inglés. Cuando se trota siempre a una mano como en el picadero (en círculos), tratamos de acompasar el trote con el caballo para descargarle lo más posible la pata interior, que es la que más trabaja. Para eso, cuando el caballo lleva la pata interior apoyada el jinete debe estar levantado, y sentarse cuando apoya la pata exterior. Para sincronizarnos, como no vemos las patas en sí, debemos fijarnos en el principio de la pata, y fijarnos que cuando está hacia delante la pata del caballo está en el aire. Sabiendo esto, nos sincronizamos con el caballo y resulta hasta más cómodo el trote para el jinete, y seguro que para el caballo también.

Cuando acabamos la clase, Sonia, la monitora, estaba muriéndose de frío, y a mí me sobraba el jersey desde hacía un buen rato. Tenía una sudada como hacía tiempo que no cogía, pero estaba satisfecho.

Después de desensillar a Ansel, cuando guardé la silla, le pregunté a Sonia si sabía algo sobre caballoastur, pero no sabía nada, sólo le sonaba que estaban cerca de Noreña. Así que tendré que ponerme en contacto con ellos y ya veremos.

Ya me queda poco de curso, solamente una semana, y me da pena porque lo estoy aprovechando muy bien y estoy disfrutando como un enano en él. Pero ya se sabe, todo lo bueno se acaba. Así que la semana que viene igual es la última crónica. Aunque hay otro en mayo...

17 de marzo de 2007

Vuelta a la equitacion

Pues sí. Al final la semana pasada me volví a inscribir en el curso de equitación, así que sigo otro mes más. Bueno, en principio sigo hasta el día 24 de marzo, pero puede que incluso se alargue un poco más. Esta semana escribo otra vez un poco tarde porque estuve algo liado toda la semana, ya creía que se me iban a solapar otra vez dos clases sin escribir pero al final no.

La clase del otro día creo que fue sin duda de las más provechosas. Por un lado me cambiaron el caballo provisionalmente y monté a un caballo casi negro llamado Klint. Como era el veterano de la clase, me pusieron en cabeza con Klint, y me enseñaron a coger la fusta y a utilizarla con suavidad para ayudarme, porque el caballo estaba un poco vago después del concurso que había hecho por la mañana.

Calentamos un poco al paso haciendo unos estiramientos y unos levantamientos sobre los estribos y llegó la hora de trotar. Klint estaba un poco vago al principio y le costó arrancar, pero en cuanto cogió ritmo se portó muy bien, y mantuve el trote durante trozos bastante largos, porque como iba el primero no era muy fácil alcanzar al de delante. Al principio fue un poco caótico porque los demás no se atrevían mucho a trotar, y se rompía la fila muchas veces, los caballos iban por donde querían, incluso se me llegó a meter uno delante atajando por el medio de la pista sin que la amazona supiese hacer nada por evitarlo. Luego, poco a poco, se fueron normalizando las cosas y empezamos a trotar en fila sin demasiado problema, como hacíamos en el otro curso.

Casi al final de la clase la monitora me dijo que trotase sin estribos a la española, y así lo hice hasta que tuve que calzarlos otra vez porque tenía los aductores sin sentido al ir tanto rato seguido apretándolos. Aunque ya aprieto menos todavía sigo yendo un poco tenso sin los estribos, aunque cada vez menos. Lo más curioso fue que esta semana no tuve muchas agujetas aunque trabajé los aductores bastante de todas formas.

El mayor progreso que vi, y por lo que digo que fue una de las clases más provechosas, fue que conseguí llevar el caballo al ritmo que yo quise, más o menos, o al menos al paso que yo quería. Eso ya comenté en la entrada anterior que era una de mis asignaturas pendientes, y creo que progresé bastante en esa clase, aunque lo tengo que comprobar con Kukulcan, que es el que me cogió la delantera.

Mañana volvemos. Será una clase completamente personalizada porque en principio vamos a ser sólo dos. Dijo Sonia, la monitora, que mañana tenía que galopar. A ver como va, porque el galope es algo que tengo ahí atravesado desde siempre (cuando me caí de Pastora estaba empezando a galopar) y aunque dicen que es un paso más fácil y más cómodo que el trote, tengo esa espinita clavada desde hace mucho tiempo. Pero la verdad que ya tengo ganas de quitármela después de unos 11 o 12 años.

La semana que viene contaré cómo fue el tema. Espero que antes del viernes de noche saque media hora para hacer la crónica, ya veremos.

3 de marzo de 2007

Otra vez en el picadero

Después de unas semanas sin tocar el tema, vuelvo a mis noticias desde el picadero. En realidad ya debería haber acabado el curso, pero la semana pasada no hubo clases, así que aplazamos la última sesión del curso hasta esta semana. Además, hace dos semanas no comenté nada de la sesión, así que empezaré por ahí y luego comentaré la de hoy.

La sesión de hace dos semanas fue la más relajada y distendida de todas. Abandonamos temporalmente el picadero y las vueltas en redondo para salir de la rutina y hacer una ruta por los alrededores del centro. Yo pensaba que no me iba a aportar mucho, pero la verdad es que estuvo bastante bien. Salimos por un lado del centro hacia el río, fuimos siguiendo el río por una senda durante unos 20 minutos y luego giramos a la izquierda, subimos la ladera del monte que teníamos a esa mano y fuimos retrocediendo otra vez para llegar al centro por el lado contrario al que salimos y rodearlo casi entero por otra senda pegada al río. Todo este camino lo hicimos al paso, tranquilamente y guiados por la monitora y una alumna de otra clase más avanzada. Una vez que llegamos otra vez a las inmediaciones del centro, aunque por el borde del río todavía, trotamos hasta llegar a las pistas exteriores para desentumecer un poco. Ese trozo fue el más largo de trote continuo en todo el curso, porque llevábamos bastante ritmo y Kukulcan no se paraba. Una vez llegamos a los boxes, desaparejamos nosotros solos a los caballos (no sin ciertos problemas) y quedamos para la siguiente clase hoy en vez de la semana pasada.

La clase de hoy también fue entretenida. Después de un par de anécdotas antes de empezar (una de ellas triste, porque acabó con un revolcón de una amazona y un caballo un poco lesionado), subimos al caballo y empezamos la clase acompañados de los del nuevo turno. Calentamos 10 minutos o así con ellos, y luego una profesora se quedó con nosotros y otra con los nuevos, la mitad de la pista para cada uno. Nosotros hicimos un poco de trote inglés y luego vino la novedad: trote sin estribos. Eso era algo a lo que le temía un poco, porque no sabía muy bien como me iba a arreglar sin estribos en la silla. El caso es que las primeras vueltas fueron un poco difíciles, pero luego ya le fui cogiendo el truco. Eso sí, los aductores sufren infinitamente más que con los estribos, porque tienes que hacer fuerza con las rodillas para agarrarte a la montura, y encima con la tensión y todo eso hacíamos mucha más de la necesaria seguramente.

Pero claro, era el último día y tenía que haber un más difícil todavía. "Aunque os parezca imposible, se puede trotar a la inglesa sin estribos". Esas fueron las palabras de la monitora, y lo siguiente fue intentarlo. Y es verdad, se puede, pero ahí sí que trabajan los aductores, porque sólo levantas de rodilla para arriba y sin apoyo en los pies, así que todo el trabajo lo hacen los aductores y los cuádriceps (bueno, y el caballo). Y así estuvimos un poco, a la inglesa sin estribos.

Cuando calzamos los estribos otra vez fue un camino de rosas. Me cambió el equilibrio como del blanco al negro. Aunque ya estaba habituado a trotar con los estribos, después de trotar sin ellos la verdad es que los calzas y parece que naciste trotando en un caballo. Eso sí, el trote español todavía no me sale y me pego unos talegazos contra la silla del copón, pero es cuestión de tiempo. El caso es que el equilibrio ya está cogido.

Pues así fue mi (de momento) última clase de equitación. Digo de momento porque es bastante probable que vuelva a pagar otro curso y siga yendo este mes entero, porque aunque el equilibrio ya lo cogí me quedan cosas básicas que coger, como mantener el ritmo del caballo como yo quiero y no como quiere él. Kukulcan es muy bueno, pero también muy fino. Me cogió la delantera, y al final iba como el quería más que como quería yo. Me explico: para el trote, como tiene un paso más largo que Rayo, el que iba delante, en seguida lo alcanzaba. Así que cogió la manía de quedarse rezagado, cuando estaba separado trotar un poco a ritmo algo alto hasta que alcanzaba a Rayo otra vez, entonces volvía al paso y volvía a repetir la maniobra. Hoy estuve bregando con él toda la clase y pocas veces conseguí que me hiciese caso, y además cuando iba el primero me resultaba muy difícil ponerlo a trotar. Así que eso tengo que mejorarlo, y puede que aproveche este mes aunque sea con los que empezaron nuevos para seguir practicando. Al fin y al cabo, cuando tenga un caballo no voy a llevar a Rayo delante y tengo que hacer que me obedezca, así que hay que aprender.

Por otra parte, la cuestión de quitarles los aparejos está controlada ya, hoy los quité yo sólo y sin desabrochar todo lo desabrochable. Así que poco a poco vamos mejorando y las clases van dando sus frutos no sólo en el picadero si no también fuera de él.