1 de diciembre de 2008

A matanza do porco

Este fin de semana estuve haciendo algo que me trajo muchos recuerdos: la matanza.
Hacía muchos años que no participaba en una matanza de verdad. Últimamente nuestras matanzas empezaban el segundo día, porque los cerdos venían muertos y abiertos a la mitad del matadero, por lo tanto nuestra labor empezaba ahí, en el momento de empezar el segundo día, descuartizar, preparar la "zorza" para los chorizos, salar los huesos y los lacones, congelar solomillos y lomos, etc.
Pero este año fuimos a casa de mis tíos a ayudarles en la matanza completa. Hacía muchos años que no vivía el primer día de matanza, el acto de sacar a los cerdos de la cuadra y matarlos. Al menos 8 años debía hacer. Además, como hacía tantos años, nunca me había tocado participar en el proceso por ser pequeño todavía cuando dejamos de hacerlo. Me había tocado algo de echar agua a los que estaban pelando, pero nunca ayudar en el proceso completo. Este año, salvo el puro hecho de matar y sangrar al cerdo, que queda en manos más experimentadas, al resto arrimé el hombro como el que más (dentro de lo poco que sabía, claro).
Todavía recuerdo ese miedo a que se levantase el cerdo que nos invadía a mí, a mi hermana y a mis primos cuando éramos unos canijos y bajábamos a mirar (muy de lejos) cómo lo pelaban. Evidentemente en el momento de matarlos estábamos a años luz del lugar del delito por si se escapaba y nos comía, y porque gritaban mucho, sobre todo en casa de mis tíos, que los colgaban antes de matarlos y los sangraban directamente. Ahora es distinto, mucho mejor, porque es obligatorio insensibilizarlos con una especie de disparo en la cabeza antes de sangrarlos, para que no sufran. En casa de mis abuelos siempre se hizo esto (a lo tradicional, claro), pero en muchas zonas se pensaba que los cerdos sangraban peor si estaban atontados y no se les hacía.
A matanza do porco es una tradición bastante arraigada en galicia, y también en Asturias, donde se le llama SanMartino (en Galicia también se llama SanMartiño en algunos sitios), que indica la época del año en la que se suele hacer, después de San Martín. No es una fiesta, pero suele ser una reunión social animada donde todo el mundo colabora haciendo lo que puede a cambio de la comida, la bebida y una buena charla en la sobremesa. Es como una fiesta, pero trabajando. Y evidentemente, los peor parados son los cerdos.

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